Personas supersticiosas, causas de la superstición, ¿qué ocurre?
La superstición esta unida a los acontecimientos que nos toca vivir y la interpretación que las personas supersticiosas hacen de ellos
La persona supersticiosa tiende a establecer relaciones entre los acontecimientos siguiendo el principio de causa-efecto, así si queremos conseguir algo vamos adaptando nuestra conducta de forma que nos acerque a eso que queremos conseguir. Se establece toda una serie de relaciones causa-efecto que van modificando nuestro comportamiento y, una de esas veces, podemos relacionar una conducta o un hecho (causa), con la consecución de un objetivo que nos proponemos (efecto) pero que en realidad no tiene ninguna conexión de ese tipo sino que ha sido una “casualidad”. Un ejemplo práctico de esto lo tenemos en aquellas personas superticiosas que suelen jugar asiduamente a las máquinas tragaperras, las cuales tienen toda una serie de rituales que, supuestamente, les dan suerte (no mirar directamente a los símbolos de la máquina cuando giran, dar golpes en el lateral de la máquina, etc). lo que les ha ocurrido es que, en algún momento en el que jugaban, ha coincidido que tras hacer ese gesto, les ha tocado un premio importante, atribuyendo la causalidad de ese hecho al comportamiento que han tenido y no al azar. La segunda forma de adquisición de estas conductas tiene que ver con las tradiciones y la cultura. Existen determinadas creencias que son transmitidas dentro de nuestro entorno social y que hacen que tengamos determinados comportamientos supersticiosos como son los típicos de no pasar por debajo de una escalera; si te cruzas con un gato negro tendrás mala suerte; cruzar los dedos para que algo salga bien, etc. Está claro que no existen relaciones causa-efecto entre esos hechos y lo que se supone que nos puede ocurrir, pero nosotros tendemos a creer en ello de forma irracional.
Superstición leve y superstición grave, ¿Qué signos o comportamientos son característicos de una y otra?
La superstición fuerte o leve depende de la repercusión que tenga dicho comportamiento para la persona supersticiosa
En la medida que ese comportamiento o esa creencia incida negativamente sobre la vida cotidiana, estaríamos hablando de una conducta o creencia supersticiosa “grave”. Por ejemplo, si uno cree intensamente en lo que nuestro horóscopo nos pronostica para un día y, pongamos por caso, que lo que nos dice es que ese día tendremos una mala experiencia en el trabajo, estaríamos hablando de que nuestra conducta supersticiosa es grave si nos inventamos alguna excusa para no acudir al trabajo ese día o, en caso de ir, si experimentamos una intensa sensación de peligro o ansiedad. El caso más extremo sería cuando la creencia supersticiosa tiene carácter obsesivo o bien, cuando se considera un síntoma de un trastorno obsesivo-compulsivo, como por ejemplo puede ser el hecho de creer que si no se cuenta hasta 10 antes de salir del domicilio puede ocurrirle algo grave a un ser querido, o el de siempre caminar por el lado derecho de la acera porque es la mejor forma de evitar accidentes.
Tratamiento de la superstición, ¿Qué hacer para mejorar?
Para mitigar o prevenir la superstición y sus efectos ¿qué pautas o hábitos deben seguirse en la vida diaria (sueño, alimentación, actividad, ocio, etc.) ?
El tratamiento de las supersticiones variará en función de la afectación que tengan las personas. En los casos leves, la persona es consciente de lo irracional de su creencia. Por norma general, su vida cotidiana no se ve afectada por esa superstición y, por tanto, no es necesaria ninguna intervención psicológica. En todo caso, lo que uno debe de hacer para modificar conductas y/o creencias supersticiosas debe ser preguntarse qué datos objetivos existen que avalen esa creencia, o que nos indiquen que si tenemos esos comportamientos supersticiosos, vayamos a tener los resultados deseados. En los casos de mayor gravedad, donde uno no es capaz de encontrar esos datos, o donde existe un componente obsesivo importante, se requiere de un apoyo psicológico más especializado, de orientación cognitivo-conductual, donde se valoren qué factores internos y externos pueden estar manteniendo ese comportamiento supersticioso y donde se diseñe un plan de intervención adecuado a las características de la persona y de sus preocupaciones.